Según los expertos, la terapia de abrazos produce una sensación de bienestar que puede reducir la presión arterial, la ansiedad, el estrés y la depresión. Se ha descubierto que un abrazo recibido en el contexto adecuado puede liberar endorfinas.
Las endorfinas son liberadas por el cerebro humano y ayudan a elevar el umbral del dolor, aumentan la sensación de placer y felicidad e, incluso, retardar la sensación de fatiga.
Kathleen Keating, autora del libro “La Terapia del Abrazo” explica que los abrazos ayudan no sólo a sentirnos bien, también favorece el buen desarrollo de la inteligencia en los niños, a superar los miedos y es un factor anti-envejecimiento.
Además, puede disminuir el apetito, combatir el insominio, reducir la tensión y alentar el altruismo y la autoestima. El contacto físico del abrazo llena de energía tanto al que abraza como al que recibe el abrazo. Un estudio demuestra que las caricias y abrazos le hacen bien al corazón de la mujer.
Sin embargo, es importante aclarar que no a todas las personas les agrada el contacto físico pero incluso a ellas se les puede abrazar en la medida en que se sientan cómodas.
Se recomienda recibir de cuatro hasta doce abrazos diarios para contribuir de manera significativa a la salud en general de las personas. ¿Te interesa intentarlo? Pues no lo pienses y pon brazos a la obra.
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